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ORBIS TERTIUS

DESPUÉS DEL IMPERIO

Acabo de leer el libro de Emmanuel Todd titulado "Después del Imperio" (Ed. Foca). Es un ensayo en que describe el declive del Imperio Norteamericano y su incapacidad (paradójica) para liderar el mundo. No hay que olvidar que Emmanuel Todd escribió en 1976 el libro "La chute final" en el que anunciaba el ocaso del imperio ruso.
El análisis de este declive que considera irreversible lo efectúa desde diferentes ópticas: militar, política, económica y hasta antropológica.
Voy a comentar unos aspectos que en el tema económico aclaran bastantes cosas y que hasta la fecha no había visto expuestos de forma tan clara.
En primer lugar la constitución de Estados Unidos como Estado Keynesiano. Mientras a los "neocons" se les llena la boca repitiendo sus kharmas predilectos, uno de los cuales es "cuanto menos estado mejor", nos encontramos con que la deconstrucción del poder político en beneficio del económico, se está contrarrestando con la creación de un gran "Estado" que satisface la demanda mundial a través de su consumo desmedido (el ahorro en Estados Unidos es inexistente), testimonio de su improductividad e irresponsabilidad financiera. Mira por donde los vicios que se trataba de eliminar se concentran (¡y de que forma!) en un único país, que se ha convertido para el planeta en un colectivo de funcionarios improductivos y consumistas.

La preocupación de E.Todd se concentra en dos temas básicos de la economía norteamericana. Uno es el gigantesco déficit comercial de los Estados Unidos. El otro es el problema que todos empezamos a ver con la globalización, pero que, cual avestruces metiendo la cabeza en el agujero, no existe para el establishment económico: el problema de la demanda.

El déficit comercial americano está en estos momentos en una cifra de 1,2 millones de dólares diarios. Esto significa que el saldo de los EEUU entre compras y ventas al exterior es ya anualmente de unos ¡400 MM. de dólares!. El mundo está alimentando el consumo desmedido de unos voraces americanos. ¿Cuanto tiempo puede aguantar la economía mundial unas cifras así?
Esto saldo supone que anualmente el resto del mundo se queda con 400 MM. en "papelitos verdes" que ya no desea utilizar para comprar en Estados Unidos porque sus productos (calidad, tecnología y precios) no interesan por ineficientes.
Hasta la fecha este desequilibrio se ha solventado porque el dinero ha vuelto a Estados Unidos a través de inversiones financieras, comprando acciones de empresas americanas o bonos del Estado. Pero es evidente que estas compras tienen un límite.

En cuanto al tema de la demanda este es aún más peligroso, ya que es un problema mundial. En la medida que los salarios para las empresas se han convertido en un coste, este ha de ser lo más bajo posible. La globalización permite de facto (llevándose los centros de producción a otros países) o por el chantaje (amenazando con llevárselas) bajar de forma gradual y constante los salarios en los países industrializados. Este es un proceso que no puede durar indefinidamente. Si los salarios en China son de 1 € hora, nunca tendrán poder adquisitivo. Si los consumidores de los países que pueden satisfacer la demanda ven reducido su poder adquisitivo, tampoco comprarán. Los síntomas de una enfermedad que puede ser grave y que dará dar al traste con la globalización se manifestado ya a través de problemas de la demanda en Europa y Japón. Hasta la fecha este problema se ha solventado gracias al tirón de la demanda de Estados Unidos (¡lo compran todo!). Pero, ¿que pasará cuando más pronto o más tarde se haya de corregir este desequilibrio?
E. Todd indica que el tema de la demanda es un tema tabú y que hasta economistas como Krugman (aparentemente crítico con la economía liberal y que según Todd es un falso anticonformista), no se atreven ni a mencionar.
Stiglitz dice que alguien tendría que regular todo esto. ¿Lo puede hacer el mercado, que es tan perfecto según los "neocons"? Parece ser que no.

En posteriores post continuaré comentando temas del libro muy interesantes.

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